Una charla con Dios
Hoy abandono al Monstruo de Spaghetti Volador (FSM) definitivamente para abrazar de nuevo la religión católica porque Dios existe y hoy he hablado con él.
Esta mañana tenía un examen oral en la escuela de idiomas de Valencia. He dejado el coche aparcado en la universidad y he cogido el tranvía. Me he sentado en un sitio, a la derecha, al lado de la ventana. Iba mirando al exterior pensando en mis cosas cuando una chica se ha sentado a mi lado. Era una chica de más o menos mi edad. Llevaba una bolsa de plástico del Corte Inglés en la que había varios lienzos pintados con óleo. "Una de Bellas Artes", he pensado. De pronto se ha producido esta conversación:
Ella: ¿Dónde vas?
Vacilo, veo que tiene una cara rara, que mira de una forma extraña... no pronuncia correctamente. Está como ida, como si se hubiera tomado LSD en vez de choco-krispis en el desayuno. Finalmente contesto:
Garin: Voy a un examen.
Me mira.
Ella: ¿Y tienes las cosas en la taquilla?
Garin: ¿Qué?
Ella: No llevas bolígrafo.
Garin: Es un examen oral.
Ella: Ah.
Y aquí pensaba que acabaría la conversación. Pero...
Ella: No pareces nervioso.
Sin embargo, empiezo a pornerme nervioso precisamente.
Garin: Es que tengo sueño.
Ella: Seguro que te sale muy bien.
Garin: Puede ser.
Ella: Porque Dios te ha dado un cerebro hermoso y perfecto que te hace aprender y conseguir muchas cosas.
Garin: ??
Ella: Dios te ha creado con barro y gracias a él te va a salir bien el examen. Te lo dice Dios que está hablando ahora por mi boca.
Garin: ??????
Ella: Dios nos ha creado del barro y cuando muramos seremos barro otra vez, ¿no?
Empiezo a asustarme.
Garin: Eso no lo sé.
Ella: No lo sabes, dice con voz triste, pero Dios sí lo sabe y va a estar contigo en tu examen y si apruebas será porque Dios así lo quiere.
En este punto decido desconectar y miro hacia adelante contando las paradas que quedan y deseando bajar. Ella empieza un monólogo que paso de escuchar; yo sólo miro las caras flipadas de los demás viajeros.
Cuando falta una parada para que me baje, ella se levanta y se baja del tranvía. Me saluda con la mano sonriendo como una niña. Yo me quedo mirándola sin hacer nada.
A veces he pensado: "Si existe Dios, pues que venga y me lo diga". ¿Lo habrá hecho? Nahhh. ¿Por qué yo? Había más gente en el tranvía. La gente está muy pero que muy mal. Al final le tendré que dar la razón al hombre-árbol.
2 comentarios:
Es que esto es lo último que necesitaba en el momento pre-examen. Yo no me pongo nervioso pero me gusta tener mi momento de mirar-al-infinito.
¡Te deseo mucha suerte con ese examen!
En ese caso te deseo un milagro.
No me atrevo a poner ese tipo de examen. Saldrían demasiados números negativos. Fíjate que estoy pensando en que hagan un examen con el libro al lado. Y aún así no aprobaría ni la mitad de la clase...
...son unos cafres.
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