jueves, 31 de mayo de 2007

Gran hermano

Desde hace dos días el insti está lleno de operarios con escaleras metálicas de tijera que retiran los paneles del techo y se ponen a arrastrar cable por ese espacio recién abierto. Hoy, en la guardia, estaban picando una pared (que no era tal porque el instituto parece de cartón-piedra; era una especie de panel de aglomerado y yeso) y haciendo un gran agujero que pasa al piso de abajo. Todos los pasillos están llenos de cables del grosor de un dedo índice, negros, con letras en color gris. Desde la sala de profes, mientras me tomaba un café resucitador he visto a dos de los trabajadores mirar con cara de aprobación lo que debe ser una instalación recién hecha. Están instalando las cámaras de circuito cerrado de TV, medida que se aprobó en el anterior claustro. Según parece, habrá cámaras expuestas y también ocultas. Hummm, raro raro. Los alumnos tienen reacciones muy variadas. Tenemos a los que les da igual, a los que se oponen, a los que no saben qué opinar, los que lo ven divertido y los que creían que hacía falta. Lo que tienen en común (excepto a los que les da igual) es la curiosidad. Corren rumores de que habrá también en el gimnasio y algunos piensan que hasta en los baños. Me pareció oir que mañana entran en funcionamiento. Ya veremos.

El martes, mientras reposaba en un sillón de la sala de profes vino el chico que repone la máquina de café. Ligada como está mi vida al café, observé el proceso. Limpió la máquina, sacó un filtro o algo similar, lo limpió en el lavabo y rellenó la máquina con algo que parecía ¡café en grano! ¿es posible? Lo que es seguro es que el saco donde estaba dicha sustancia era de Marcilla. Resulta que el café es café de verdad. Otra cosa es la leche en polvo, que seguramente es de la que sobró cuando lo de Mr. Marshall. Un gallifante para los de la máquina de Kaffee.

1 comentario:

amelche dijo...

¡Ufff! Cuanta más vigilancia, casi que peor. En mis tiempos, con las puertas abiertas de par en par, se fugaban poquísimos, los profesores no hacían guardia en clase, nos decían que no había venido el profesor que tocaba y nos dejaban tan tranquilos en clase o en el patio y nunca molestábamos a nadie, pues no venían los profesores de las otras clases a decir que armábamos escándalo. Y ahora, con vallas, con cámaras, con profesores de guardia por todas partes, con puertas cerradas a cal y canto... Y no hay nada (o muy poco) que hacer.