lunes, 14 de mayo de 2007

Mis pequeñines

Comienza la semana con bastante tranquilidad, pero acabando la jornada con los niños de quinto de ESO. Hay que ver cómo están de pesados. Incremento el nivel de seriedad con ellos a ver si resulta; parece que va algo mejor pero en un momento de la explicación en que hay algo similar al silencio escucho, desde el final de la clase:
«... y a mí me gusta más el fútbol.»
Ya, ya está. Paro la explicación y los mando fuera. Para hablar de fútbol, al pasillo. Les increpo: «¡Esto parece 5º de la ESO!»
Al rato, viendo que la clase funciona adecuadamente, los dejo entrar y ya todo parece ir bien. Les pongo un ejercicio con varios apartados y me paseo por ahí a ver las dudas que tienen. En un momento dado, me dice un chico:
—Gaaaaarin, que Menganita me ha dado una colleja. Dile que me pida perdón.
Me quedo mirándolo, flipando, y sólo puedo decir:
—¿Dije quinto de ESO? Cuarto o tercero diría yo... y bajando.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No seas duro hombre, pobres criaturas.
Mi época de clase la recuerdo con mucho cariño porque mis profes eran muy majetes. Había de todo, pero piensa que tienes mucha suerte, es posible que seas recordado con cariño por mucha gente gracias a dar clase con manga ancha.

Anónimo dijo...

jajajajaja, no hay nada como llamar la atención del profesor!

amelche dijo...

¡Ufff! No sé por qué no me extraño...

Garin P. dijo...

Sí pero... es que son tan cansinos.

Y vaya si llaman mi atención, pero a grito pelao. Lo peor (o lo mejor, no lo sé) es que son buenos chicos pero no hay quien los aguante en clase. Te regalo alguno, Aldora, que Amelche ya tiene de sobra. jejeje