martes, 23 de octubre de 2007

Maldito lunes

La semana ha empezado con un día bastante largo. Volví a mi casa el fin de semana porque el lunes tenía cita con el médico para que me rellenara el certificado médico. Creo que ya he hablado de ello alguna vez. Es un papel amarillo que se compra en las farmacias (hasta el año pasado, en los estancos; al menos en Alicante) y que el médico te firma y que certifica que estás en condiciones (mentales y físicas) de impartir clase. El papelito vale 3 euros y pico. Una estupidez del tamaño del estado de Nevada. A las 9 ya tenía todo listo.

Después tenía otras cosas más y encontré un rato para acercarme al PROP de Valencia para llevar los papeles. Así, hoy no tendría que ir a Alicante con la putada de aparcar por allí. Tras esperar el correspondiente tiempo entrego los papeles y resulta que no piden la misma información en Valencia que en Alicante. Por ejemplo, en Valencia ya no piden el certificado médico, y los documentos tienen otro formato. En Alicante van en un sobre que también hay que rellenar y entregar y en Valencia no. ¿Pero no se supone que son parte de la misma comunidad? Pero da igual; me lo mandan por correo y otra cosa arreglada. Ya era hora porque desde el 28 de septiembre que empecé...

Como y me voy para el hogar de acogida. No hay tráfico. Luego las clases y el hueco, que hoy es más grande que el estado de Alaska. Menos mal que tenía cosas que hacer. Acaba la clase del bachillerato nocturno, a las 23 h y vuelta a casa. Circulo por la carretera llena de desniveles y parcheada con cuidado porque estoy algo cansado. De repente aparece algo corriendo desde la izquierda, de color marrón claro. Identifico un conejo e inmediatamente lo veo delante del coche; al instante siguiente lo noto bajo la rueda delantera derecha. Miro por el retrovisor y el coche que llevo detrás ilumina un bulto tirado en un lado de la carretera. He atropellado un bicho. La verdad es que no me extraña, estadísticamente me tenía que tocar; llevo 50000 km de coche. Me dio un poco de pena.

Llego a la cama y caigo dormido ipso facto.

10 comentarios:

amelche dijo...

¡Oh...! Pobre bicho, víctima inocente de tus horarios malsanos. Porque si hubieras salido antes, igual ni te lo encuentras. Pero como ya era tan tarde y de noche, el bicho se confió para ir a dar un paseo por la carretera y mira.

Garin P. dijo...

Yo pensé que si hubiera salido un segundo antes quizás no lo hubiera chafado. Me quedé en la sala de profes unos minutos pasando las faltas al tamagotchi y... sucedió. Lo peor del asunto es que casi no había nadie en la carretera. Si el conejito hubiera cruzado un minuto más tarde podría haber caminado a paso de tortuga sin peligro.

poo dijo...

Mientras no se un lindo gatito no hay problema...

Juliiiii dijo...

Hay días en que es mejor no despertarse...

¿Aprovechas el huecarro? Yo al final sí, hasta me está viniendo bien y todo ahora que no paro por las tardes...

¡Un saludo!

Anónimo dijo...

¡GARIN! ¿Cuánto tiempo, hijo? Veo que sigues con tus clases. Yo sigo en mi curro, incluso hoy que es fiesta en mi ciudad natal pero en este mi pueblo nada.
Pasa un buen día.
:)

Garin P. dijo...

@Poo: Si hubiera sido un gatito me hubiera traumatizado un poco. Un conejo no me resulta especialmente encantador. Espero que no me pase nunca.

@Julio: Sí que lo aprovecho porque si no me vuelvo loco. Me llevo cosas para estudiar y voy haciendo cursos para ir acumulando puntos de cara a la oposición. Se me hace un poco largo pero qué le vamos a hacer.

@Moniwen: Aquí seguimos siempre igual. Y en este insti, que no parece tener nada muy característico, parece ser todo muy normal, de momento. Qué putadilla lo de la fiesta... ¡¡que te sea leve!!

poo dijo...

Es que creo que si matas a un gatito tienes siete añor de mala suerte, en cambio, si atropellas a un conejo tendrás fortune en el amor.
O algo así era....

amelche dijo...

Oye, que los conejos también tienen derecho a la vida, pobrecillos... O, al menos, habértelo quedado para echar a la paella. :-)

Garin P. dijo...

No había oído nunca lo de matar conejos. Aún así me da penilla. Al día siguiente cuando pasé por allí el conejo ya no era tal. Y ayer ya no había nada; llovió un poco y la naturaleza se lo llevó.

amelche dijo...

¿Ya no queda nada? ¡Qué poco somos!

"Ai, trista vida corporal,
oh, món cruel tan desigual", que cantan en el Misteri d'Elx.