jueves, 7 de septiembre de 2006

Isaac Asimov

Estoy últimamente enfrascado en la lectura del primero de dos libros (al menos) de relatos cortos del genio Isaac Asimov. Y mientras leía uno llamado «Sensación de poder» me he quedado perplejo imaginando qué le tenía que pasar por la cabeza a este hombre mientras escribía sus cuentos. Son geniales. Éste me ha gustado tanto que voy a reproducir un fragmento:


[...]
El alto y distinguido Shuman, programador de primera, se enfrentó a ellos sin aprensiones.
—Caballeros, les presento a Myron Aub —dijo.
—El poseedor de ese talento inusitado que usted descubrió por casualidad —comentó plácidamente el diputado Brant —¡Ah!.
[...]
—¡Aub! ¿Cuánto es nueve por siete?
Aub titubeó un momento. Los ojos claros le destellaron de angustia.
—Sesenta y tres —respodió.
El diputado Brant enarcó las cejas.
—¿Es correcto?
—Verifíquelo usted mismo, diputado.
El diputado extrajo su ordenador de bolsillo, tocó dos veces los bordes laminados, miró la pantalla y lo guardó.
—¿Este es el talento del que nos ha hablado? ¿Un ilusionista?
—Más que eso. Aub ha memorizado algunas operaciones y hace cálculos con ellas sobre el papel.
—¿Un ordenador de papel? —dijo el general, con cara de lástima.
—No, señor —replicó Shuman con paciencia—. No un ordenador de papel, sólo una hoja de papel. General, tenga la amabilidad de sugerir un número.
—Diecisiete.
—¿Y usted, diputado?
—Veintitrés.
—Bien. Aub, multiplica esos números y muestra a caballeros cómo lo haces.
—Sí, programador.
Agachó la cabeza. Sacó una libreta de un bolsillo de la camisa y una pluma del otro. Arrugó la frente mientras trazaba marcas en el papel.
El general Weider lo interrumpió con brusquedad.
—Veamos eso —. Aub le pasó el papel—. Bien, parece el número diecisiete.
El diputado Brant asintió.
—En efecto, pero supongo que cualquiera puede copiar números de un ordenador. Creo que yo mismo podría dibujar un diecisiete aceptable, incluso sin practicar.
—Por favor, caballeros, permitan ustedes que Aub continúe —les pidió Shuman sin acalorarse.
Aub continuó con mano trémula.
—La respuesta es trescientos noventa y uno —dijo al fin con un hilo de voz.
El diputado Brant sacó su ordenador y tecleó.
—Santo cielo, así es. ¿Cómo lo adivinó?
—No lo adivinó, diputado —le explicó Shuman—. Calculó el resultado. Lo hizo con ese papel.
—Patrañas —rechazó el general con impaciencia—. Un ordenador es una cosa y unas marcas en un papel son otra.
—Explíqueselo, Aub —ordenó Shuman.
[...]


Me parece tan genial que voy a transcribir la historia entera y la pasaré a mis futuros alumnos como lectura. Eso sí, será opcional. A parte de que esto les podría hacer pensar un poco en la calculadora, les puedo descubrir al gran Asimov. Además, las fotocopias las paga el instituto.


Me encanta. Me encanta.


He sabido de este libro gracias a la página C.P.I. de la cual hay un lilnk ahí al lado. Si qiueres saber algo más (aunque sea inútil) ya sabes: haz click. El post del libro es éste: Cuentos Completos I. A ver si me traen el segundo volumen ya, que se me va a acabar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, yo de nuevo, leyendo desde el principio de los principios de tus post.

¡Qué alegría encontrar por aquí a Asimov! ¡Y nada más y nada menos que sus cuentos completos! (una maravilla, sí señor, una maravilla. ..)

Si no lo has leido yo te recomiendo Diarios de las estrellas de Stanislaw Lem.

Saludos