En el yang también hay yin
El viernes, cuando volví del recreo, un profesor había ocupado mi aula. Aún hay cambios ocasionales pero ya lo había comprobado por la mañana. Por la parte de dentro de la puerta habían actualizado el horario de los grupos que ocupan el aula y me tocaba a mí. Tras convencerle de que él tenía el aula de al lado, vamo y resulta estar también ocupada por otro profesor. Este último se había cambiado sin decir nada a nadie excepto a mi okupa. Al final de la clase nos intercambiamos las aulas oficialmente pero creo que esto no ha acabado.
La última clase del viernes no fue especialemente mala pero un alumno que me cae un poco mal (y que tengo en el taller además) estaba graciosillo o especialmente inquieto y me reventó repetidamente la clase. Al final, cuando se me acabó la paciencia lo llevé a jefatura y el chaval se puso a llorar de una manera impresionante.
El chaval este tiene una historia detrás que daría para una novela. Poco a poco lo iremos desgranando. De momento, como preveo varios posts sobre el amigo, le pondremos un nombre: El gemelo malo.
Al final, con todos los trámites del parte y la charla con el gemelo, salí ofuscado del insti. Me sentía muy yin y alicaído. Además, tenía clase de alemán en la EOI.
La última clase del viernes no fue especialemente mala pero un alumno que me cae un poco mal (y que tengo en el taller además) estaba graciosillo o especialmente inquieto y me reventó repetidamente la clase. Al final, cuando se me acabó la paciencia lo llevé a jefatura y el chaval se puso a llorar de una manera impresionante.
El chaval este tiene una historia detrás que daría para una novela. Poco a poco lo iremos desgranando. De momento, como preveo varios posts sobre el amigo, le pondremos un nombre: El gemelo malo.
Al final, con todos los trámites del parte y la charla con el gemelo, salí ofuscado del insti. Me sentía muy yin y alicaído. Además, tenía clase de alemán en la EOI.
1 comentario:
Vaya, vaya...
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