lunes, 14 de enero de 2008

Sin novedad

La sustituyenda no me ha llamado ni me ha enviado ningún mensaje. Deduzco, por tanto, que sigo en el insti aunque hasta no oir una confirmación no me atrevo a lanzar las campanas al aire.

Hoy, que llovía y hacía bastante frío, han faltado muchos profes. Como yo tengo dos guardias me las he comido las dos. Pero no ha sido tan malo. Por suerte han sido grupos pequeños porque este instituto está lleno de desdobles. Uno de mis compañeros de la segunda guardia me da mala espina. Parece de los que se escaquean. Llevo viéndolo no entrar a una guardia demasiadas veces. Hoy era indispensable pero el tío se ha apresurado a escoger el grupo de los más mayores, el de 4º con la excusa de que les daba clase. Otras guardias no coge nada porque dice que hay quedarse en la sala de profes por si llaman por teléfono. Estaré atento en un futuro.

Cuando llego al aula de mi clase verpertina los alumnos se me quedan mirando raro y me preguntan
— Pero, ¿y Sustituyenda?
En ese momento me vienen a la mente multitud de respuestas, y me doy cuenta de que la vieron el viernes y que dieron por sentado que ya vendría ella y que yo desaparecería de sus vidas. Esto transcurre en nanosegundos. ¿Qué contestar entonces?
— En su casa, me imagino.

Al entrar en el aula, me dicen que la vieron y les tengo que explicar que venía a hacer papeleos y a hablar conmigo porque casi me da la impresión de que piensan que la he matado y la tengo en el maletero del coche.
— ¿Y de qué hablasteis?
— De cosas de profes, cotilla.

La clase ha resultado bien pasable. Como no ha venido la maquilladora, me he permitido hacer una vieja broma. Uno de los alumnos me pide ir al baño, pero le digo que no. Insiste e insiste hasta la saciedad pero no hay nada que hacer. Al final, la clase está en silencio trabajando y le digo que vaya. El alumno estaba apretando y moviendo las piernas debajo de su mesa de un modo que indicaba urgencia verdadera, así que me digo, bueno, no pasa nada.

Tan pronto como cierra la puerta les digo a los demás,
— ¿Y si cierro la puerta con llave para que no pueda entrar?
Como era de esperar, la propuesta tiene mucho éxito porque son unos cabroncetes de cuidado. Les digo que hagan como si nada cuando el alumno vuelva e intente abrir la puerta. Miramos la cara de desconcierto y ya está. A los pocos minutos, se oye un golpe en la puerta y asoma la cabeza del alumno. Je, je, je, je. Le he abierto y ha continuado la clase. El resto de los alumnos no querían que le abriese. ¡Qué malos son! Ja, ja, ja.

2 comentarios:

amelche dijo...

Tú eres más crío que ellos, ¡ja,ja! Ayer vino una alumna del CAP a observar una de mis clases y los alumnos ya estaban preguntando si me iba a sustituir cuando yo estuviera enferma...

Garin P. dijo...

Ja, ja, ja. Puede ser.

Como te despistes tus alumnos te jubilan y se traen a la chica del CAP. Estate atenta. O_O