Pensando

Ayer decidí ir a la ciudad a tomar algo con unos amigos. De camino iba pensando en que los dos cursos que llevo de interino han pasado muy rápido. No hace mucho estaba dando clases particulares porque había que sacar pasta de donde fuera. Entonces pensé en el futuro. Si el tiempo pasa tan rápido como últimamente me planto en los treinta en un momento aunque esperemos que abandone antes el estatus de interino.

Hace diez años era yo el alumno de un instituto y si intento recordar la cantidad de gente que suspendía me doy cuenta de que era mucho menor que actualmente (sin ser ninguna maravilla). Algunos profes con los que he hablado me han contado que la cosa se ha devaluado mucho y que los alumnos pierden la educación con una velocidad tremenda. ¿Dentro de diez años cómo estará el patio? Me parece que todavía puede estar peor porque aún noto que la figura del profesor es mínimamente respetada. No sé si pondrán mamparas como en los taxis que nos separen de nuestros alumnos o impartiremos clase desde casa mediante una videoconferencia. Pero mientras me volvía a orientar, ayer por la tarde, porque me había perdido en la línea 2 del metro, pensé que los alumnos adolescentes tienen un poder económico creciente (los papás les sueltan los euros alegremente y les compran todo) y son los compradores potenciales de casi todos los productos del mercado. A los profes nos obligarán a llevar un uniforme lleno de publicidad como el de Fernando Alonso y al empezar la clase: "Comprad la consola X; y ahora vamos con la suma de fracciones."