martes, 31 de enero de 2006

Manivela y aire viciado

No fue para tanto. En el fondo, yo sé ellos no. Están allí para aprender. Salvo los de ESO, que están allí pero lo que quieren es estar en el parque fumando canutos o tirando piedras a los trenes.

Sigo sin tener llaves del departamento. Me he agenciado unas de las aulas que antes pertenecían a uno de inglés. Si él las necesita o no, no es mi problema. Ya está bien de molestar a las conserjas. Están bastante puteadas. Ayer lunes fue un día largo. Tuve que dar las clases sin prepararlas y alguna salió un churro. Aprender los nombres me resulta casi imposible. Tengo alumnos de nombre impronunciable y otros ridículos como Melodi (se escribe así).

Ayer estuve hablando con una compañera de Valenciano. Es también interina y lleva desde el comienzo de curso. El profesor al que sustituye tiene más cuento que los hermanos Grim: que si depre, que si depre otra vez... ya. Hoy conocí a una chica que hace el cap de psicología. Se ocupa de dar charlas en las tutorías sobre los efectos del cannabis. ¡Qué participativos que estaban los niños! Y todos tienen un amigo/a que fuma, pero ellos no... claro.

De repente me vi andando por un pasillo lleno de adolescentes y con una manivela en la mano. Me sentía estúpido.

Las ventanas son alargadas y sólo se abre la parte de arriba. Al entrar en un aula, un vapor de humedad y de aire sobrecargado me empujó al pasillo. Abrieron las ventanas pero las persianas impedían que entrara aire.

Alumno1: Garin, trae la manivela
Pensamiento de Garin:¿Manivela? ¿Qué coño me está diciendo?
(Miro a las ventanas y veo los huecos en que debería haber una manivela. Entiendo.)
Garin: Esperad aquí.

Voy a consergeria pensando en cómo no parecer ridículo pidiendo una manivela. Pero allí están curados de espanto. Le comento a la conserja de turno que es muy raro esto de la manivela y me dice:

Aún verás cosas más raras en este instituto.

Estas palabaras me dejan muy intranquilo pero a la vez picado por la curiosidad. Al momento solucionamos el problema del aire viciado. Por suerte nadie se ha desmayado.

De un modo inesperado he descubierto que la conserja y la jefa de estudios no se soportan. Es más, debido a que no tengo llave del departamento, tengo que hablar con una y otra constantemente; a veces por separado. Es un fuego cruzado. Yo, de parte de la jefa, que manda más.

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