viernes, 24 de marzo de 2006

El infinito hecho tiempo

El jueves ya empezó mal porque fui a una reunión del departamento que fue una puta mierda. No se trató de nada interesante y los temas derivaban a cotilleos sobre alumnos que no conozco. La reunión no fue en el departamento sino en el bar. Después tuve dos clases seguidas, una de ellas tutoría, que la odio a muerte. Acabé tan estresado que al acabarla me fui a dar la otra clase que me quedaba sin darme cuenta de que estábamos en el recreo. Después de esa clase, que resultó un tanto caótica porque me dejé el cerebro en la sala de profes, tenía una guardia a última hora. Todos se fueron a comer porque luego había evaluación y yo me quedé como un capullo. Además no pude escaparme antes de tiempo porque un compañero estuvo comentándome la programación de una de las asignaturas que tengo y me interesaba mucho atender. Así que tenía menos de tres cuartos de hora para encontrar un sitio para comer y comer propiamente. Eso contando con que me atendieran rapídisimamente.

Dentro de lo posible tardé poco y sólo llegué 10 minutos tarde a la evaluación de mi propio curso. Además, los cursos estaban dispuestos con tan poca fortuna que era salir de una evaluación y entrar en otra. No había un momento de tranquilidad. Sólo al ir a mear me podía evadir; ya que estaba recogí el cerebro de la sala de profes. Con el grupo malo el asunto se prolongó más de lo recomendado y acabé hasta los cojones de ellos. Finalmente llegué a casa a las ocho menos algo con un dolor de cabeza que podría rivalizar con ese de las fallas. Menos mal que después de cenar se pasó.

Hoy ya era otra cosa, y además, sabiendo que las clases acababan a la 1, ya veía el fin de semana. Pero como antes del segundo recreo tengo al grupo malo al ser ésta su última hora, se han comportado como si fuera la última hora de un viernes: era para expulsar a todos salvo a tres mártires. Me he pasado casi media hora sólo ordenándolos en sus sitios, separando a los que hablan y todo eso.... Horrible.

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